Artículo Original
Ecografía
doppler en el seguimiento de la reparación endovascular del aneurisma de aorta abdominal
Ana Hernández Sanfélix1,
Irene Ramos Moreno2, Luis J. García Domínguez3, Rebeca
Ten Guerola4, Moisés Falcón Espínola2, Manuel Miralles
Hernández5
1
Enfermera de Cirugía Vascular, Hospital La Fe de Valencia, España.
2 Médico
Residente de Angiología y Cirugía Vascular, Hospital La Fe de Valencia, España.
3
Adjunto en Angiología y Cirugía Vascular, Hospital La Fe de Valencia, España.
4
Enfermera de la Unidad de Trombosis y Hemostasia, Hospital La Fe de Valencia,
España.
5
Jefe de Servicio de Angiología y Cirugía Vascular, Hospital La Fe de Valencia,
España.
Correspondencia
Ana
Hernández Sanfélix
Correo
electrónico: ahersa23@hotmail.com
Recibido:
20/11/2019
Aceptado:
14/12/2019
RESUMEN
Una endofuga
se define como la persistencia de flujo sanguíneo en el saco aneurismático. Su
incidencia es aproximadamente del 25% y aunque la mayoría cursan de forma
“benigna”, en otros casos pueden provocar la presurización del aneurisma,
aumentando su tamaño e incrementando el riesgo de ruptura.
El objetivo
de este estudio fue analizar la validez diagnóstica de la ecografía doppler con
respecto a la tomografía computarizada en la detección de endofugas y
crecimiento del saco aneurismático, así como analizamos características
morfológicas y hemodinámicas en el seguimiento de endofugas con ecografía
doppler.
Se realizó un
estudio descriptivo, retrospectivo en que se incluyeron 142 pacientes,
intervenidos mediante reparación endovascular entre 2014 y 2019 a los que se realizó
el seguimiento postoperatorio según el protocolo del servicio de Angiología y
Cirugía Vascular del Hospital La Fe: angioTC y ED en nuestro Laboratorio de Diagnóstico
Vascular de forma periódica (al mes postoperatorio y después anualmente).
Durante el
periodo de seguimiento se detectaron un total de 34 endofugas (incidencia del
23.9%) la mayoría correspondiendo al tipo II (65% de las mismas). Los tipos IA,
IB y III se asociaron a crecimiento del saco (0,84 cm de crecimiento medio). En
un caso se produjo la rotura del aneurisma. Comparando con el estándar oro del
TC, obtuvimos con el ED una sensibilidad del 66%, una especificidad del 95%, un
valor predictivo positivo del 92% y un valor predictivo negativo del 95%.
El
seguimiento con ED de pacientes intervenidos mediante EVAR es útil y eficaz en
la detección de endofugas, siendo una prueba no invasiva que evita la
exposición radiológica y la nefrotoxicidad. Sin embargo dada la sensibilidad
debe complementarse con TC en los caso de endofuga persistente y crecimiento
del saco aneurismático detectado mediante ED.
PALABRAS CLAVE
Endofuga,
ecografía, endoprótesis, aneurisma.
SUMMARY
An endofuge is
defined as persistent blood flow in the aneurysmal sac. Its incidence is
approximately 25% and although most of them are "benign", in other
cases they can cause the aneurysm to pressurize, increasing its size and
increasing the risk of rupture.
The aim of this
study was to analyze the diagnostic validity of doppler ultrasound with respect
to CT in the detection of endofugues and aneurysm sac growth, as well as
analyzing morphological and hemodynamic characteristics in the monitoring of
endofugues with doppler ultrasound.
A descriptive,
retrospective study was conducted in which 142 patients, operated by
endovascular repair between 2014 and 2019, were followed postoperatively according
to the protocol of the Angiology and Vascular Surgery Service of La Fe Hospital:
angioTC and ED in our Vascular Diagnostic Laboratory on a regular basis (at the
postoperative month and then annually).
The follow-up
with ED of patients operated by EVAR is useful and effective in the detection
of endofuges, being a non-invasive test that avoids radiological exposure and
nephrotoxicity. However, given the sensitivity, it should be complemented with
CT in cases of persistent endofuge and aneurysm sac growth detected by ED.
KEYWORDS
Endofuge,
ultrasound, stent, aneurysm.
Introducción
El
aneurisma de aorta abdominal (AAA) se define como el aumento del diámetro
aórtico por encima de 3 cm (1). Su prevalencia en Europa oscila 2-8% (2),
siendo más frecuente en hombres.
En
general, su etiología se considera degenerativa/arteriosclerótica, siendo
factores de riesgo la edad, sexo masculino, tabaquismo, arteriopatía periférica,
hipertensión, cardiopatía isquémica e historia familiar o personal de patología
aneurismática.
En cuanto a su localización, podemos distinguir entre:
• Aneurisma suprarrenal: el
aneurisma engloba a una o más arterias viscerales abdominales.
• Aneurisma pararrenal: el
aneurisma engloba a las arterias renales.
• Aneurisma yuxtarrenal: el
aneurisma se origina justo debajo del origen de las arterias renales.
• Aneurisma infrarrenal: El
aneurisma se origina distalmente a las arterias renales.
Para
llegar a su diagnóstico, tenemos diversas pruebas complementarias. La Sociedad
Española de Cirugía Vascular (3) indica realizar screening vascular mediante
ecografía doppler (ED) a aquellos pacientes mayores de 65 años con antecedentes
familiares de AAA, así como con dos o más factores de riesgo (hábito tabáquico,
hipertensión, arteriopatía periférica y antecedente de cardiopatía
isquémica).En caso de que el diámetro sea mayor o igual a 4,5 cm(3) se indica
la realización de una tomografía computerizada (TC), para conocer de forma más
exacta del diámetro así como realizar una planificación quirúrgica. También se
podría utilizar la resonancia magnética con contraste, evitando la radiación
ionizante pero es más sensible a artefactos y más tardía en la reconstrucción
de imágenes.
El
riesgo de rotura de los AAA aumenta con el diámetro del mismo (tabla 1) (4),
indicándose su reparación a partir de 5,5 cm, en caso de rápido crecimiento
(> 0,5 mm/año) o inicio de sintomatología.
Tabla 1. Riesgo de ruptura según el diámetro del
aneurisma |
|
Diámetro AAA (cm) |
Riesgo de ruptura (%) |
3,0-3,9 |
0 |
4,0-4,9 |
1 |
5,0-5,9 |
1,0-11 |
6,0-6,9 |
10-22 |
> 7,0 |
30-33 |
Fig. 1:
(A) prótesis Dacron; (B) endoprótesis infrarrenal; (C) endoprótesis
fenestrada; (D)
endoprótesis chimeneas; (E) “Branch” ilíaco. |
Fig. 2.
Tipos de endofugas. |
Hay
dos estrategias de reparación que puede ser:
• Cirugía abierta mediante
bypass aorto-aórtico, aorto-biliaco o bifemoral (según la degeneración
aneurismática de ambas ilíacas) con prótesis de Dacron (Fig. 1:A).
• Tratamiento endovascular mediante
endoprótesis infarrenal (figura 1:B), fenestradas (figura 1:C) o chimeneas
(figura 1:D) (si están involucradas varias ramas viscerales), asociadas a revascularización
o embolización previa de la arteria hipogástrica (figura 1:E).
La
elección de la técnica se realizará, dependiendo de la anatomía del aneurisma,
la longitud de cuello libre de enfermedad hasta las arterias renales, diámetro
y angulación del mismo. De ello y la compatibilidad anatómica de la prótesis
dependerá el éxito de la reparación y la ausencia de complicaciones medio y
largo plazo.
En
los últimos estudios que comparan cirugía abierta vs endovascular, se ha
descrito una disminución de la tasa de mortalidad a los 30 días en el segundo
grupo (1.7 vs 4.7%), así como una menor tasa de complicaciones a corto y medio
plazo y estancia media de hospitalización (5). Por lo que en pacientes añosos
con alta comorbilidad, riesgo preanestésico moderado-alto (ASA III-IV) y con
una adecuada anatomía, se aboga por el tratamiento endovascular. Esta situación
cada vez es más frecuente por por el aumento de la esperanza de vida, y el
seguimiento, la detección temprana de complicaciones como puede ser crecimiento
del saco, presencia de endofuga o migración de la endoprótesis, es crucial.
Una
endofuga se define como el flujo sanguíneo persistente en el saco del aneurisma
después de su reparación endovascular. Dependiendo de cuál sea su origen, vamos
a distinguir 5 tipos (Fig. 2) (6):
1. Tipo I: ocurre cuando hay
un sellado incompleto a nivel del injerto proximal (tipo IA) o distal (tipo
IB). Una endofuga tipo I se asocia con una presión elevada del saco y un riesgo
alto de ruptura.
2. Tipo II: se define como el
llenado del saco proveniente de ramas laterales (generalmente de la arteria
mesentérica inferior, arterias lumbares o hipogástricas). Son las más
frecuentes, con una incidencia a los 6 meses de la reparación de un 10- 15%.
Tiene un curso relativamente benigno en comparación con las tipo I y III ya que
alrededor del 50% se resuelven espontáneamente o se mantienen estables.
3. Tipo III: ocurre por
erosión de la endoprótesis o una desconexión de alguno de sus componentes.
Tiene una incidencia menor (0% a 1,5%), pero con elevado riesgo de ruptura.
4. Tipo IV: está relacionada
con la porosidad de la tela del injerto.
5. Tipo
V o “Endotensión”: se define como un agrandamiento del saco sin una fuga
demostrable.
Como
la presencia de endofugas supone un riesgo de rotura en determinados casos, se
han establecido protocolos para su detección en el seguimiento postoperatorio
de todos los pacientes sometidos a reparación endovascuar del aneurisma
abdominal (EVAR). Hay diversas técnicas invasivas o no invasivas para su diagnóstico
que describimos a continuación:
- Radiografía de abdomen
que nos permite visualizar la migración de la endoprótesis y posibles defectos
mecánicos (retorcimiento, dilatación, fractura o desconexión de una rama).
- Ecografía Doppler: es una
técnica que ofrece ventajas como eliminar la nefrotoxicidad y la radiación ionizante,
su alta disponibilidad y bajo coste. Una modalidad, sería la utilización de contraste
pudiendo ser más sensible en la detección de endofugas de origen retrógado,
como son las de tipo II que la tomografía computarizada (7).
Dentro
de sus limitaciones es que depende en gran medida del explorador y factores
tales como la obesidad o presencia de gas intestinal pueden hacer dificultosa
la exploración y dar falsos positivos o negativos.
- Tomografía computarizada
con contraste (3 fases: vacío, arterial y venoso): es el patrón oro. La fase
arterial detecta las fugas tipo I y III, mientras que la fase tardía las tipo
II o bajo flujo. Presenta la desventaja de la nefrotoxicidad del contraste y la
radiación ionizante.
- Arteriografía: permite
detectar tanto flujo anterógrado como retrógrado. Se reserva para el tratamiento
de dicha endofuga y ante duda diagnóstica con las anteriores pruebas.
El
objetivo principal del estudio fue analizar la validez diagnóstica de ED con
respecto al TC en la detección de endofugas y crecimiento del saco aneurismático,
en la reparación endovascular de aneurisma aorta abdominal, siendo el TC
nuestro patrón oro.
Como objetivos secundarios, se analizó qué tipo de
patología y reparación endovascular se realizó de forma programada o urgente.
Así como el tipo de endofuga, seguimiento y tratamiento de las mismas según el
protocolo clínico del Hospital Universitario y Politécnico la Fe.
Metodología
Se
realizó un estudio retrospectivo y descriptivo con una muestra de 142 pacientes
con patología aneurismática del sector aorto-ilíaco intervenido de forma
programada o urgente entre los años 2014-2019 en el Hospital Universitario y
Politécnico la Fe, mediante reparación endovascular:
• Endoprótesis infrarrenal
monorama y bypassfemoro-femoral.
• Endoprótesis infrarrenal
bifurcada
• Endoprótesis fenestrada
con 1,2 o 3 stents viscerales.
• Endoprótesis T- Branch
• Embolización previa de
arteria hipogástrica o mesentérica inferior.
El
seguimiento se realizó en el Laboratorio de Diagnóstico Vascular (LDV) del
Hospital Universitario y Politécnico la Fe. Las exploraciones fueron realizadas
por personal de enfermería de dicha unidad, formado por dos enfermeras
acreditadas con la certificación sobre Diagnóstico Vascular de la Sociedad
Española de Angiología y Cirugía Vascular, con una amplia experiencia. El seguimiento
se realizó con un ecógrafo Philips modelo Ui22 y se empleó una sonda ecográfica
curva (3-5 MHz).
El
protocolo de seguimiento que realizamos tras la reparación endovascular del
aneurisma de aorta abdominal (EVAR) consiste en: TC y ED al mes. En caso de
endofuga o crecimiento del saco se repite el TC a los 6 meses (si la endofuga
es de tipo I o III se programa arteriografía/intervención preferente) y
posteriormente cada 6/12 meses alternando ED y TC (Fig. 3).
Fig. 3: Protocolo
de seguimiento en el Hospital La Fe. |
Cuando
se detecta una endofuga en cualquiera de las estrategias de reparación, se
valora el crecimiento o no del saco y se presenta en sesión clínica, decidiéndose
vigilancia con imagen de control o arteriografía diagnóstica y realizando
reparación endovascular en caso de patología. Normalmente, debido al riesgo de
ruptura inherente en las tipo I y III se opta por ser más invasivos que las de
tipo II que suelen ser de evolución más benigna.
Adicionalmente,
se realiza exploración de arterias digestivas y/o renales previo al alta
hospitalaria para diagnóstico precoz de endofuga o estenosis del stent visceral
en caso de endoprótesis fenestradas o con chimeneas.
Para
la optimización de la imagen diagnóstica ecográfica se realiza un protocolo de
preparación del paciente para evitar la presencia de gas intestinal y poder
diagnosticar falsos positivos o negativos. El protocolo consiste en:
• Dieta pobre en residuos
dos días antes. Evitar alimentos como: arroz, alcachofas, legumbres…
• Acudirá a la realización
de la ecografía en ayunas a primera hora de la mañana.
El
paciente se coloca en decúbito supino y se realiza en primer lugar, un barrido
desde la apófisis xifoides hasta la bifurcación aórtica y ambas ilíacas con la
sonda curva en modo B. Así se visualiza la posición de la endoprótesis, se
valoran posible migración y se mide el diámetro máximo en el plano axial, tanto
el AP como el transverso (Fig. 4). Posteriormente, se inicia la imagen doppler
color de forma sistémica para objetivar endofuga de alguna rama visceral o
lumbar dentro del saco aneurismático.
Para mejorar la visualización de las endofugas es
conveniente disminuir la Frecuencia de Repetición de Pulsos (PRF) con un ajuste
de la ganancia color para que la sensibilidad sea óptima para frenar los flujos
y que no tenga una sobresaturación de imagen color. Otro dato es hacer la
exploración con un Índice Mecánico (IM) bajo (variando entre 0,08-0,09). Otros
autores indican un IM más reducido todavía (entre 0,06-0,10) (8).
Fig. 4.
Control del diámetro máximo de AAA tras reparación con endoprótesis fenestrada
y embolización previa con “coils” de arteria mesentérica inferior. |
En el caso de realización de TC en
aquellos casos con insuficiencia renal crónica, el paciente ingresa para nefroprotección
renal mediante fluidoterapia las doce horas previas y posteriores a dicha
prueba diagnóstica (Fig. 5). Luego, se da el alta hospitalaria con seguimiento
por nuestro servicio y control analítico a la semana con su nefrólogo de
referencia.
Fig. 5.
Imagen A: Endofuga tipo II (arteria mesentérica inferior). Imagen B:
Endofuga tipo IA. |
De los 142 pacientes intervenidos
mediante EVAR, el 92% (n=130) se realizó de forma programada y el 8 % (n=12) de
forma urgente por rotura de AAA.
La localización del AAA fue
infrarrenal en el 90,5% y yuxtarrenal en el 9,5%. El tipo de endoprótesis implantada
fue aorto-biiliaca en el 80%, fenestrada/multirrama en el 12,8%, aortouniiliaco
+ by-pass femoro-femoral en el 6,4%. En 9 (6,3%) casos se asoció embolización
de arterias hipogástricas/mesentérica inferior intraoperatorio. En 7 (4,9%)
casos se implantó un Branch iliaco(rama) para preservar el flujo de la arteria
hipogástrica.
En el control intraoperatorio se detectaron
14 endofugas (9,8%) de los tratados, siendo un 41% del total de endofugas), de
las cuales 8 (57%) de las fugas intraoperatorias) se resolvieron
espontáneamente al mes, persistiendo 6 endofugas (43%), de esas 6, el 100%
fueron detectadas en el TC y 3 (50%) se detectaron en el ED. De las 3 (50%) que
no se detectaron en la ED indicar que 2 (66%) de las cuales en el TC de confirmación
la fuga ya no persistía y que el saco había decrecido, y la tercera fue una
exploración con mala visibilidad por abundante gas intestinal del paciente.
En el seguimiento al mes
post-operatorio, se identificaron 11 nuevas endofugas por TC (7,7 % de los tratados,
siendo un 32% del total de las endofugas), 4/11 (36%) también se detectaron en
el ED. En el seguimiento post-operatorio del mes en el ED se detectaron 3
nuevas endofugas. Durante el seguimiento posterior hasta la actualidad, se
visualizaron 6 nuevas endofugas por ED, por lo que hicieron el total de 34
(23.9 % de los tratados).
La mayoría de las endofugas (65,5%) fueron de tipo II, seguidas de tipo IB (10%) y IA y III (7%), respectivamente (Fig. 6). En todos los casos, hubo un crecimiento medio 0,79 cm + DE 0,31 cm del saco aneurismático, produciéndose una muerte por rotura del mismo debido a una endofuga tipo II (arteria lumbar) de alta presión.
Fig. 6:
Imagen A: Endofuga tipo II (arteria lumbar). Imagen B: Endofuga tipo II (arteria
mesentérica inferior). Imagen C:
Endofuga tipo IB. Imagen D: Endofuga tipo IA. Imagen E: Endofuga tipo III. |
En cuanto al tratamiento de las mismas,
se embolizó una endofuga tipo II de la arteria mesentérica inferior, se
implantó un stent proximal, distal y otro en arteria renal derecha. Además,
mediante arteriografía diagnóstica se excluyó una endofuga y se realizó un
bypass aorto-biliaco urgente por ruptura aórtica, falleciendo finalmente el paciente
por una endofuga tipo II (arteria lumbar) de alta presión, en éste caso era una
prótesis de sellado (Modelo Nellix) que actualmente está suspendido su uso por
problemas de migración y no sellado, antes referida.
En el 75% (n=23) de las endofugas,
no hubo crecimiento de saco y un 20% (n=7) están en seguimiento ecográfico y
control del diámetro del saco aneurismático, ya que son endofugas de tipo II y
tienen una media de crecimiento de 0,5 cm + DE 0,15 cm. Una de las endofugas
está pendiente de extensión proximal inminente de la endoprótesis por endofuga
tipo IA y otra, de arteriografía diagnóstica.
Hubo 24 pérdidas de seguimiento
(17%), siendo 17 (70%) por éxitus debido a otra patología.
Dado los
resultados en la detección de endofugas del ED comparados con TC, mediante la
validación de una prueba diagnóstica, se obtuvo una sensibilidad y
especificidad de la ED con respecto al TC del 66% y 99%, respectivamente; así
como un valor predictivo positivo del 92% y valor predictivo negativo del 95%.
Desglosando la sensibilidad anualmente
hemos sacado los siguientes resultados: en el año 2014, del 66%, en el 2015,
del 75%, en el 2016, del 50%, en el 2017, del 66% y en el 2018, del 66%.
Discusión
La reparación endovascular de AAA
se ha convertido en el enfoque preferido en los últimos 20 años, por ser una
técnica menos invasiva y por los resultados en los dos ensayos clínicos más
relevantes (EVAR 1 y OVER). Éstos han demostrado de forma significativa, una
menor mortalidad al año (1,4 %) en comparación con 4.2% para la cirugía abierta
(OR, 0.3; IC 95%, 0.22-0.50; P <.0001) (5).
Después de dicha reparación endovascular,
la necesidad de una vigilancia continua nos impulsa a una búsqueda de la prueba
de imagen más óptima para vigilar el diámetro aórtico, posibles endofugas,
fallos estructurales o patología vascular de miembros inferiores por estenosis
u oclusión de una de sus ramas.
No obstante, el tema principal que
nos ocupa, son las endofugas que pueden ser detectadas hasta en un 45% de los
casos (9). Por lo tanto se necesita de una herramienta de diagnóstico fiable y
reproducible para tener la mayor precisión en la detección de las mismas.
La TC se
utiliza actualmente como patrón oro, teniendo como ventaja sobre la ED, que es
altamente reproducible, menos dependiente del operador y la adquisición de
imágenes es muy rápida. Pero no está exento de limitaciones: la exposición a la
radiación, las complicaciones asociadas a los contrastes nefrotóxicos, sobre
todo en pacientes con insuficiencia renal, y un mayor coste.
El ED es una técnica de imagen
alternativa bastante atractiva, por ser menos invasiva, menos costosa, altamente
reproducible y no requiere la exposición repetida a la radiación ionizante ni a
contrastes nefrotóxicos. Sin embargo, es explorador dependiente y se ve afectado
por el hábito corporal del paciente y su estado de ayuno. De ahí la importancia
de la aplicación en todos los pacientes de una adecuada preparación y realizar
las exploraciones con personal cualificado (en nuestro centro personal de
enfermería acreditado por el Capítulo de Diagnóstico Vascular de la SEACV).
Hay estudios que han demostrado
una mejor sensibilidad de ED, sobre todo de las endofugas tipo II cuando
añadimos a la exploración contraste intravenoso (IV)(10). Lo que nos resulta
alentador para añadirlo en nuestros estudios de seguimiento de endoprótesis, ya
que posee menos efectos secundarios por administrarse sólo 2,4 ml de contraste
nefrotóxico y no contener radiación ionizante.
Los resultados obtenidos, nos
llevan a plantearnos como mejora, implementar las exploraciones de ED, con el
uso de contraste para evitar así la radiación ionizante continua que se someten
a éste tipo de pacientes, ya que los resultados en nuestro estudio, no alcanzan
la sensibilidad y especificada descrita en el reciente metanálisis con respecto
al diagnóstico de endofugas con ED (sensibilidad 83% y especificidad 100%)(11).
Aunque los resultados no sean tan alentadores como en los estudios antes referidos en la administración de contraste en el ED, nuestra sensibilidad está por encima de muchos estudios realizados por otros centros, por ejemplo, V. Cantisani et. al (8), obtuvo una sensibilidad en el ED del 58 % en un estudio realizado entre 2007-2009. Y K.K. Bredahl et. al (12), obtuvo una sensibilidad en la detección de endofugas del 46% en un estudio realizado entre 2011 y 2014.
Conclusiones
El seguimiento con ED de pacientes intervenidos mediante EVAR es útil y eficaz en la detección de endofugas, siendo una prueba no invasiva que evita la exposición radiológica y la nefrotoxicidad. Sin embargo dada la sensibilidad debe complementarse con TC en los caso de endofuga persistente y crecimiento del saco aneurismático detectado mediante ED.
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Agradecimientos
Nuestro agradecimiento al resto del equipo que forman el Servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital La Fe. Cabe especial mención mi compañera recién jubilada Mercedes Guillén Cortés que sin su energía no hubiese podido realizar el presente estudio.